Piero Bosio Social Web Site Personale

Los imperialistas europeos y gringos jamás perdonarán la valentía y el arrojo de los rebeldes haitianos. Jamás les perdonarán haber roto, al mismo tiempo, las cadenas de la esclavitud y del control de Paris.

Y no lo perdonan porque su ejemplo todavía puede incendiar nuestras conciencias, nuestro imaginario.

¡Que viva la revolución haitiana!

Y ahí el gran problema es que la situación actual, repito, abiertamente provocada por los gringos, es tomada como el estatus "natural" de Haití. "Son ingobernables", "son salvajes", "necesitan que alguien vaya y ponga orden", no son más que las versiones modernas de los viejos eslóganes coloniales que ven a los pueblos racializados o colonizados como eternos "menores de edad" que requieren, por siempre, de la tutela de los "adultos" blancos, colonialistas y "civilizados".

Luego los gringos sabotearon repetidas veces el gobierno de Aristide, a quien no le permitieron gobernar hasta que se volvió una marioneta de los intereses gringos.

Las actuales medidas de control, como mandar tropas de la ONU, solo son esfuerzos del imperialismo por regresar a su control a la antigua colonia francesa.

La única salida para Haití es el fortalecimiento de su capacidad productiva y de autogobierno, ambas cosas directamente boicoteadas por la "ayuda" de la ONU y los gringos.

Deberíamos de hablar más de #Haití. Pioneros en la lucha anti-colonial y anti-racista, la nación haitiana fue deliberadamente castigada por las potencias coloniales, por siglos, por osar rebelarse.

En las últimas décadas, la política injerencista gringa creó la situación actual, de "vacío de poder" y pandillerismo violento.

Los gringos sabotearon la industria agropecuaria haitiana, que alguna vez fue autosuficiente en producción de alimentos, con "ayuda" que destruyó el mercado interno.